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lunes, 5 de junio de 2017

La hora roja de Portugal: el bautizo judío y su masacre. Pasos previos a la Inquisición


Buenos días lector:

Hoy volveremos la cabeza atrás en la historia para recordar aquellos hechos que hoy no nos sentimos orgullosos por eso y quizás esa es la razón precisa por la que hay que refrescarlo. En artículos anteriores hemos viajado un poco más lejos para ver como era utilizada la brujería en países no europeos (como la India o Nueva Guinea) y; como no de la conocida Leyenda Negra de la Inquisición Española y su persecución contra los herejes. Si bien España se ha llevado la "mala fama", sabemos que países europeos como Alemania y Francia para nada se quedaron atrás en su persecución y su lista negra de gente inocente quemada en la hoguera.

Pero hoy nos vamos a parar en un país vecino cuya historia y conteo final no quedó tampoco atrás, especialmente unida a España, también tuvo una inquisición con una característica especial: se denominó Inquisición Portuguesa, independiente de Roma, siendo los dos únicos países que gozaron de este privilegio. Esta institución mandó a la hoguera cerca de 1183 y promulgó alrededor de 30000 sentencias, cifras escalofriantes si pensamos que estuvo en vigencia de 1536 a 1821.

Pero incluso antes de esto ya hubo emboscadas, bautizos forzosos, persecuciones masivas y masacres contra unos herejes muy especiales: los judíos.

Recordemos que los judíos fueron expulsados de España por los Reyes Católicos en 1492 y muchos se refugiaron en el reino vecino, lo cual le vino de perlas ya que les cobraba impuestos a este pueblo conocido por su habilidad con los negocios, tanto fue así que cuando Isabel (hija de los Reyes Católicos) le exige a su  marido el Rey Manuel que expulse a los judíos de Portugal, el monarca sabía que sería la ruina para sus arcas.

De modo que dio lugar a un terrible suceso, el 5 de diciembre de 1506 se ordena la expulsión de los judíos y se prepara en el puerto de Lisboa su salida por una flota de barcos. Aproximadamente unas 20000 personas se reúnen en el puerto esperando los barcos que nunca llegarían pues el rey no les dejaría salir con su dinero.

Primeros, se cogieron a los niños a la fuerza arrancándolos de sus familias para entregárselos a los cristianos, luego desde las torres, los monjes lanzaron agua bendita mientras los judíos eran arrastrados a pilas bautismales para convertirlos a la fuerza y, de esta manera, acabar con el judaísmo en Portugal.

Si, se acabó el problema judío, pero empezó otro: el marranismo. Judíos convertidos conocidos como "cristianos nuevos" perseguidos por los "cristianos viejos" que les acusaban de herejes y de no practicar la fe católica. Tal era la tensión que desencadenó otro hecho más terrible aún:

En ese mismo año, en Lisboa se extendió la peste y la gente se agolpaba a las puertas de la iglesia, en la Iglesia de Santo Domingo se creyó ver una cruz iluminada, que los cristianos viejos interpretaron de milagro, uno de los cristianos nuevos alegó que le daba la luz de una ventana, lo que desató la inmediata cólera y, al grito de herejía, se empezó a perseguir a todos los judíos convertidos a la fuerza. Los cristianos viejos alentados por los curas persiguieron, apalearon, quemaron y mataron a hombres, mujeres y niños...cerca de 3000 personas en un día. 

Cuando el rey Manuel se enteró de lo ocurrido sentenció a muerto a 45 personas incluyendo dos dominicos y poco después se establece la Inquisición que continuaría la persecusión de todo aquel judío que practicara sus ritos a escondidas.

Una vez un compañero de facultar lanzó una sabia pregunta a la clase mientras veíamos la expulsión de los judíos a lo largo de la historia: ¿por qué siempre los judíos acaban siendo expulsados de todos lados? Fue contestada la pregunta: lejos de ser motivo religioso o ideológico la razón última, era puramente interés económico. Su fama de buenos negociantes y mercaderes, muchas veces era el único filón de oro de los que podían tirar los reyes para llenar sus arcas que ellos habían sido incapaces a la gente del propio reino no habían sabido hacer dinero con la misma habilidad que ellos. Como prueba tenemos siempre como requisitos de las expulsiones que los judíos debían dejar sus bienes y dineros antes de marcharse y, de quedarse, debían pagar tributos.

Atentamente,                                                                                                   
Elena Rojas                     
                                                                 

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