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viernes, 19 de mayo de 2017

El precio del esplendor de Justiniano: el circo de la muerte.


Buenos días lector:

Hoy vamos a retrotraernos a la época romana, vamos a ir un poco más lejos de lo primero que nos viene a la mente: Roma.

Cuando evocamos el Imperio Romano pensamos en Roma, el Mediterráneo, las tierras conquistadas de la Galia, Hispania y Bretonia (Francia, España e Inglaterra) pero, no obstante, solemos pensar en la parte occidental descuidando la oriental. La realidad es que la parte oriental del Imperio romano era más rica y mejor estructurada que la occidental dejando un gran legado cultural y una rica historia.

Constantinopla (hoy Turquía) dejó una herencia inigualable, hoy en día nos ha llegado su increíble desarrollo de la administración así como del Derecho, por no hablar de la expansión de la religión cristiana cuya clave de su éxito de difusión que nos ha llegado a la actualidad partió de estas tierras así como de la persona que ordenó su expansión: el emperador Justiniano, conocido como "el último de los romanos" por su afán de revivir el gran esplendor de la época romana clásica.

El emperador Justiniano hizo grandes logros en los siglos IV-V d.C, reconquistó tierras con tras numerosas campañas y guerras contra varios imperios y reinados enemigos; mandó a dictar el "Digesto", el "Código" y las "Instituciones" fundamentales para el desarrollo del Derecho. Revivió la idea que la unión efectiva de un imperio partía de la fe y dictaminó el Cristianismo como la religión oficial del imperio. Como si fuera poco, se aseguró de impulsar la arquitectura, el arte y la literatura; y como no, la reconstrucción de la simbólica "Santa Sofía" fue bajo su mandato.

Hombre clave y fundamental sin duda, pero un hombre igual de ambicioso que  muchos emperadores que con tal de mantener el poder está dispuesto a lo que sea.  Esto dio lugar uno de los hechos más sangrientos y terroríficos que muestra cual es el "precio" de la permanencia de su imperio.

En Constantinopla se hallaba un hipódromo (centro deportivo y social donde se celebraban juegos como la carrera de caballos) que llegó a ser el más grande del mundo por entonces (actualmente se halla a dos metros bajos el suelo y encima está la Plaza Sultán Ahmet). En el hipódromo se reunía la gente y en la tradición de los romanos orientales, los distintas facciones políticas se encontraban en este circo y debatían. Es por ello que Justiniano elige este lugar clave para acallar todas las voces descontentas cuando sube al trono y se encuentra con revueltas e insurrecciones religiosas y políticas, descontento por las partes que no lograron acceder al trono, miseria y pobreza, dificultad de recoger los impuestos...

Justiniano tenía dos alternativas tras una sedición que duraba ya seis días en la capital (conocida como los disturbios de Nika) huir renunciando a todo o, aconsejado por su mujer Teodora, eliminar a los rebeldes. Tras reunirse todas las facciones en el hipódromo, de 30000 a 40000 personas desarmadas, mueren todas asesinadas por orden del emperador; acabando así con la revuelta y todo oponente abriéndose un largo reinado por delante para sus hitos históricos a costa de un genocidio.


Atentamente,                                                                                                   
Elena Rojas                     
                                                                 

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