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lunes, 30 de mayo de 2016

Los ojos de Medusa: símbolo de Turquía


Buenos días lector:

Hoy vamos a ver algo que seguro que te suena pero, no sabrás de donde viene ese símbolo y superstición. 

El "Ojo Turco" es bien conocido y respetado por la gente local, teniendo esta figura como talismán (ya se colgado al cuello o en las puertas de su casa). Es el principal souvenir para los turistas y los encontramos a montones en cestos en cualquier calle y en cualquier tienda.

Sin embargo ¿cómo se popularizó tanto este ojo y de dónde vino la creencia que protege contra las malas energías o la mala suerte?

Para empezar, se trata de los ojos de Medusa, ese personaje mítico que era una mujer cuyos cabellos eran serpientes y todo hombre que la miraba directamente a los ojos, se convertía en piedra. 

Según el mito, Medusa era una gorgona junto a sus hermanas Esteno y Euríale, pero ella era una mortal bellísima, tanto que Poseidón se encaprichó de ella y quiso tomarla. Ella huyó y se refugió en el templo de Atenea pidiendo auxilio, pero igualmente el Dios del mar la poseyó y, Atenea, enfurecida, transformó sus cabellos en serpientes. El héroe Perseo fue quién le cortó la cabeza a Medusa y se la entregó a Atenea (quién la usó como escudo para sus batallas).




Pues bien, la cabeza de Medusa la encontramos curiosamente representada en el Palacio de Agua de Estambul, se halla bajo tierra y su misión era guardar la preciada agua que escaseaba en la capital. Allí, entre las columnas surmergidas en agua vemos la cabeza mítica de la gorgona ladeada o virada del revés (para que nunca te encuentres con los ojos directos de la Medusa y te conviertas en piedra). Así se protegía la cisterna de los malos espíritus, energías o la mala suerte. 


Atentamente,                                                                                                   

Elena Rojas                     
                                                                 
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lunes, 16 de mayo de 2016

El Pozo de Osiris: lo que se desconoce de Guiza


Buenos días lector:


Hoy vamos a ver una curiosidad que ha pasado desapercibida en la llanura de Giza hasta no hace mucho. Bien visibles son las tres grandes pirámides, la esfinge, los templos y tumbas menores que completan este impresionante complejo.

Sin embargo, no está visible sobre la tierra el Pozo de Osiris y poco visitado puede ser, aunque si ha sido excavado y estudiado por los arqueólogos.

El Pozo de Osiris se refiere a la tumba de este dios hallada a 60 metros de distancia de la esfinge. Esta tumba simbólica al dios de los muertos es de granito y mide tres metros, enterrado bajo el agua y rodeado por cuatro pilares que  representan el mundo (sólo la tapa del sarcófago sobresale del agua). Lo realmente impresionante es que está enterrado a 35 metros de la superficie (y de ahí su denominación de "pozo").

Por piezas de alfarería y huesos han datado de 3000 años de antigüedad el lugar, mientras que el sarcófago fue fechado en el 500 a.C. Descubierto por casualidad en el 2000, se pensaba que eran túneles que comunicaban la esfinge y con la pirámide de Kefrén pero al despejar los caminos y bajar el nivel del agua se hallaron tres niveles subterráneos y el sarcófago.

Hay que tener en cuanta que en Luxor se encuentra una tumba de Osiris muy similar hallada en 2015: tras atravesar dos portales (donde se acceden a través de otras cámaras ya excavadas) se halla una capilla abovedada donde hay una estatua del dios y frente a esta un pozo de nueve metros de profundidad, el corredor que rodea la capilla conduce a otro pozo de ocho metros con cuatro cámaras funerarias más. 

Estas características comunes no nos ha de extrañar pues representan el mito del dios de los muertos y del inframundo. Además, en el caso de Luxor al haber otras cámaras, servía a nivel de protección de cara a los difuntos que se enterraban bajo su manto.



Atentamente,                                                                                                   

Elena Rojas                     
                                                                 
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miércoles, 4 de mayo de 2016

La pirámide más grande del mundo: vista a Occidente


Buenos días lector:


No nos extrañemos a dónde tenemos que mirar si queremos ver la pirámide más grande construida en este planeta, habrás pensado en la pirámide de Keops en Egipto por ser la más popular y fácilmente reconocible al estar al descubierto.

Sin embargo, aunque las pirámides egipcias sean las más famosas y en las primeras que recordamos por los documentales y los libros de texto, no olvidemos que hay muchísimas en Sudamérica igual de impresionantes o más (aunque menos visibles muchas veces por la selva que las cubre parcial o totalmente). 

En este caso, la reina de estas construcciones por su altura y tamaño es la pirámide de La Danta, situada en Petén (Guatemala) en la Cuenca del Mirador. Ocultada por la selva había escapado de nuestra vista hasta 1930, cuando una expedición aérea de la Institución Carnegie de Washington la localiza. 

Hoy en día se sigue explorando y sacando a la luz todos los tesoros que engloba la cuenca y falta muchísimo por investigar, se calcula unas 4000 pirámides en esta cuenca y 3500 siguen en proceso de excavación. Por lo tanto, estamos hablando de toda una ciudad muchísimo más esplendorosa que Tikal (hoy en día la más famosa estructura maya para visitar de esta antigua civilización).

Centrándonos en su joya más impresionante, la pirámide de La Danta tiene unos 76 m de altura,  unos 300 m de ancho de base por un largo de 600; lo que hace unos 2.800.000 metros cúbicos. Fue construida entre 600 aC a 50 aC; lo que la sitúa anteriormente a la época clásica maya.


Por si fuera poco, la pirámide está sostenida en una plataforma que sostiene un total de 19 estructuras, lo que significa que se trata de una especie de gigantesca acrópolis. Su función religiosa queda constatado en sus relieves tallados donde se narra, entre otras cosas, la creación de la hombre según la tradición maya de los gemelos que bajaron al inframundo para rescatar la cabeza de su padre, al traerla de vuelta a la tierra, la plantaron, y de ella creció el maíz y los primeros hombres.



Atentamente,                                                                                                   

Elena Rojas                     
                                                                 
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